- Oye, aquí en la esquina hay una señora que me confunde con Dios.
- No me mienta compadre, ¿cómo es eso?
- Sí socio, si quiere se lo compruebo.
Caminan y llegan a la casa de la señora. El borrachín toca la puerta, sale la señora y le dice:
- ¡Dios mío, usted otra vez!