Llevaba 10 años estudiando y no aprendía, por lo que decidió hablar con su maestro:
- Estoy cansado de esto. Practico y practico y no puedo dar patadas. Me voy.
El maestro lo miró dulcemente a los ojos y, con voz suave, paternal y misteriosa, le dijo:
- ¿Has visto las gaviotas de aquella peña volando en contra del viento?
- Sí maestro.
- ¿Has visto a aquellos hipopótamos revolcándose en el fango?
- Sí maestro.
- Pues por estar viendo tarugadas no aprendes, bruto...